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Un hombre y una mujer. Una habitación de hotel. Una ventana. Una llave (¿que abre qué?). Un ciclo.
Conseguir la multiplicidad de una sola cosa: todas las personas que se esconden en una única persona; todas las habitaciones que se superponen en una habitación; todos los secretos que se abren con una sola llave; todas las ventanas que llevan a la infinitud.
Muchas maletas, muchos libros, muchas preguntas. Palabras.
Seguramente, el corazón de este texto, lo que bate y construye la obra, es el dilema de la fe en la palabra.
Nadar, con la ayuda de los espejos, entre las palabras que nos ahogan. Confiar (algún yo que nos habita ha de confiar) en encontrar la propia América.
Dirección: Eva Hibernia
Escenografía: Jon Berrondo
Vestuario: Romana
Iluminación: Quico Gutiérrez (aai)
Sonido: Marc Martín
Proyecciones: Alfonsito
Attrezzo: Fran Cruz
Ayudanta de dirección: Júlia Bel