...“La Función por hacer” se apoya firmemente en “Seis personajes en busca de autor”. Pero la acción no se desarrolla durante un ensayo sin público de una compañía de teatro de la primera mitad del siglo XX, sino durante la representación de una función a cargo de una compañía del sigloXXI en un teatro del siglo XXI.
Hemos reescrito el drama que mueve a los personajes a emprender su incivilizada y revolucionaria acción. Nos parecía que el original estaba demasiado sujeto a los preceptos morales de principios del siglo XX como para resultar verosímil. Un siglo después vivimos en una sociedad desafortunadamente acostumbrada a casi todo. Sin embargo, la reflexión sobre el teatro y la naturaleza del hombre que Pirandello desarrolla en su obra sigue intacta, como intacta sigue la fuerza con la que golpea el corazón de cualquiera que se pare a escucharlas.
A través de una puesta en escena hiper realista pretendemos que el público llegue a preguntarse si lo que está viendo es real o no. Que se vea obligado a procesar a toda velocidad la información que recibe para decidir cómo debe actuar, porque sus reacciones y sus emociones serán parte activa del espectáculo. Pretendemos convertir al público, a fin de cuentas, en un personaje más de la función que se desarrolla ante sus ojos a partir de la aparición de los personajes. Ya no será un grupo de personas parapetado cómodamente en la oscuridad. Tendrán que pronunciarse sobre unos personajes que se comportan como terroristas culturales; porque, ¿quién, sino un terrorista cultural, se atrevería a imponer su criterio y sus necesidades por encima de las convenciones sociales y culturales que dictan que el teatro es un lugar de entretenimiento donde la gente de bien va a evadirse tras sus duras jornadas laborales?...
Miguel del Arco