Eva Yerbabuena se introduce y nos introduce en el mundo de Federico, aquel que hizo nacer a Lorca, el mundo de su infancia, el mundo de una época, de una cultura, de un espíritu, que marcaría el carácter del escritor y su obra de manera indeleble.
Federico según Lorca no es la adaptación de una obra del emblemático y universal escritor; tampoco es un collage de sus escritos llevados a la danza, sino el buceo por la compleja e impenetrable alma de un Federico, sus emociones, sus temores... Federico según Lorca es el muro que le aprisiona, que le coarta, que le encierra cuando trata de salir al exterior; es el golpe de la mano del Almirez que ensordece, que cala el espíritu, que asfixia; es el secadero de tabaco donde la luz entra diezmada mientras en silencio el hilo de ganchillo teje, con su rutina incesante, la tela de araña que atrapa, encadena, para siempre... y es el teatro de títeres, la imaginación, la poesía que lo libera.... es la emoción de encontrarse con Dalí y Buñuel en la Residencia de Estudiantes, pero también la decepción, el dolor, de entregarse sin correspondencia.... Para darse cuenta que la infancia es tu mundo y que va, contigo, allá donde vas. Que el muro lo llevamos alrededor de nosotros y sangra.