Dues dones que ballen cuenta la relación casi accidental de dos mujeres de edades distintas, entre la madurez y la vejez. Una relación que evolucionará y concluirá de un modo seguramente inesperado. ¿Pere es sólo eso? Las conversaciones entre ellas tal vez descubrirán, sin énfasis, incluso con humor, pero también con momentos exasperados, la miseria de unas personas que, de diferentes maneras, han sido humilladas por la indiferencia, de hecho comprensible y de hecho tal vez inevitable, del mundo que las rodea. Todo ello, insisto, con la naturalidad asumida con que se viven las miserias en nuestro mundo cotidiano, tan repleto de difuminadas ilusiones e impalpables maravillas. A veces testarudas, a veces irritantes, a veces ridículas, a veces estúpidas, me gustaría pensar que podremos llegar a sentir cierta piedad inútil por estos personajes medio rotos que deciden bailar, no al ritmo que les marca su entorno, sino al ritmo que eligen ellos; y hacerlo juntos, y hacerlo de un modo consoladoramente definitivo.
Josep M. Benet i Jornet
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