¿Por qué nos cautiva tanto Fando y Lis? Quizá sea por esa mezcla explosiva de humor y poesía, por esa atmósfera absorbente e intensa, por su tierna y transparente creatividad, por sumergirnos en emociones complejas con sencillez. O quizá sea por esa vertiginosa caída en picado hacia el abismo de la violencia, interrumpida con momentos de hilarante absurdo que nos hace reír con lo más cruel…
La nitidez con el que este texto de Fernando Arrabal retrata las relaciones de dependencia nos hipnotiza. Con trazo claro y sin especulaciones intelectuales, puro corazón y fantasía, Arrabal libera también con matemática precisión los fértiles monstruos de nuestra identidad. Monstruos siameses, unidos por el alma y la carne. Risa y dolor. Gracias a ellos volcamos en nuestro montaje una libre y personal visión sobre el amor, la violencia, el desarraigo, la guerra, el compromiso, el crecimiento, la liberación y el sacrificio… Porque el texto nos toca muy de cerca. Como debió tocar a Alejandro Jodorowsky cuando realizó su versión cinematográfica. Fue, por cierto, el propio Jodorowsky quien nos puso en contacto con Arrabal. Y Arrabal, aún sobre las tablas del estreno, comparte con nosotros su emoción: "jamás vi un Fando y Lis así, tan deslumbrante; ustedes me han descubierto lo que escribí hace cincuenta años…"
Con Fando y Lis arranca una trilogía de TeatrodeCERCA en la que, con la creativa mirada de Arrabal como guía, exploramos en la biografía emocional de nuestros padres y abuelos para comprender mejor lo que somos ahora. Arrabal encarna con valiente honestidad las vivencias y emociones que muchos otros compartieron. De todos ellos, a través de ese testimonio íntimo y libre, heredamos esas emociones que cristalizan en el escenario con espíritu generoso buscando amor, alivio y hermandad.
Pero estamos en el primer paso, Fando y Lis: el exilio, la infancia en guerra, la toma de posición, el nacimiento de eso que llamamos individuo. La lucha para nacer de nuevo, una vez en el mundo, nacer por uno mismo creándose con milagrosa violencia, y desprenderse de lo que le impide ser. Ser con toda intensidad.
Quique Culebras (Director)