Imagínate en Atenas. Un joven fogoso con las hormonas
alborotadas. Se enamora de una esclava. La esclava, lo es de una
cortesana. La cortesana tiene un amante. El amante es el hermano mayor
del joven fogoso, que quiere hacerle un regalo. A la cortesana. Por eso, le compra un eunuco.
Pero aún no se lo ha dado. El joven se entera. De lo del regalo, de lo del eunuco. Y, como
acceder a la casa de la cortesana para poder enamorar a la esclava, tarea fácil no es, decide
suplantarlo, reemplazarlo. Al eunuco.
¿Te lo imaginas? Imagínatelo.
Y, a todo eso, ahora añádele un criado que no quiere, y una criada que no se entera, y un
soldadete enamorado de un generalete, y un generalete que no sabe, que duda, que si carne
que si pescado, y un cilindro, –bueno, no, un cilindro no. Un hombre, pobre, que así se llama,
Cilindro–, y pasillos, súmale muchos pasillos.
¿Lo tienes?... ¡Bien!... Pues, si llegados a este punto, aún no tienes la cabeza hecha un lío, ahí
va el acertijo: Todo esto, junto... ¿qué es?...
Va, te damos una pista... Drama, no es
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