Olga, Masha e Irina vuelven a escena. La idea de una vida mejor impregna los anhelos de las hijas del general Prózorov. Pero aquí en el campo, apartadas de todo, solo reina el tedio. Y Moscú está lejos... El actor y director Julio Manrique regresa al Lliure tras el éxito de L’ànec salvatge de Henrik Ibsen en el 2017. Esta vez, con un Chéjov (1860-1904), un clásico al que no se acercaba desde el estreno en el 2010 de la puesta en escena de L’hort dels cirerers en el Teatre Romea. La historia de tres hermanas (Masha, Olga e Irina) y un hermano (Andrei) en la vida insatisfecha y decadente de las clases privilegiadas en la Rusia rural. Moscú es el principal elemento simbólico de la pieza, siempre idealizado y deseado por los personajes, atrapadas en su burbuja, ansiando un nuevo mundo que ya despunta.