De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda es una aleluya ecologista, una carrera desesperada entre escaleras y rellanos, una comunidad enfrentada al terrible reto de organizarse antes de que el agua les llegue al cuello. Algo huele a podrido. No podemos seguir negando la evidencia. Mientras nosotros continuamos aquí hablando de lo que nos preocupa, la mancha de humedad se hace más grande, las tuberías se atascan, las paredes se agrietan… Reconocer el problema es —ya lo dicen— el primer paso para solucionarlo. ¿Pero estamos realmente dispuestos a dar el segundo paso?