Pocos meses antes de que se proclame la Segunda República, Barcelona llora a su artista más querida y aclamada: Palmira Picard, «L’Emperadriu del Paral·lel». Mientras la gran avenida del ocio barcelonés está en duelo, la efervescencia nocturna ha convocado en el bar La Tranquil·litat a toda clase de artesanos del escenario, pensadores libertarios, escritores bohemios y demás agitadores heterodoxos, que se embriagarán a la salud y memoria de la gran celebridad.