La Sala Cuarta Pared de la capital recibirá ‘El Bosque’, la confirmación definitiva de Marcat Dance como fenómeno dancístico nacional, los días 12 y 13 de enero
Tras haber cautivado a las artes escénicas y a la danza de nuestro país durante todo 2023, la Sala Cuarta Pared de Madrid nos ofrece otra oportunidad única para revisitar –o rescatar, en caso de que se te haya quedado en la lista de pendientes– El bosque, espectáculo con el que la compañía jienense Marcat Dance terminó de asentar su posición entre nuestras artes bailables. Será únicamente los días 12 y 13 de enero y en un contexto que facilita la conexión con una obra que está concebida para experimentarse y sentirse de cerca, desarrollándose junto a la narrativa en su propio ecosistema.
El bosque fue finalista en la categoría de Mejor espectáculo de danza en los Premios Max de 2023 y premiado en los Premios Lorca, un recorrido que de algún modo venía a rubricar el impacto que Marcat Dance ya causó en nuestras artes escénicas con Anhelo: también fue finalista en los Premios Max de 2020, y sirvió para poner en el mapa a las dos grandes mentes creativas ante y tras el telón de la compañía. Por un lado, Catherine Coury, finalista a la Mejor intérprete femenina de danza de aquel año y premiada ahora en los Premios Lorca por su trabajo en El bosque. Y por otro, Mario Bermúdez Gil, que recibió este año el Premio Max al Mejor intérprete masculino de danza y el prestigioso Premio El Ojo Crítico de Danza tras haber brillado entre los finalistas de 2020.
Sensible, su baile de extremada fluidez, versatilidad y gracilidad conduce los rumores místicos que la música sugiere en El bosque, ese viaje hacia los misterios ancestrales que entraña la naturaleza y que tantas alegrías le ha brindado a una compañía que podría haber elegido el camino del éxito internacional –tanto Bermúdez Gil como Coury están formados en el extranjero y han trabajado con figuras mundiales de alto nivel– pero que prefirió la vuelta a casa, el pueblo, el origen, la raíz. Para, desde ahí, construir belleza, sentido, significado. Trascender espacios y fronteras.
Es lo que el coreógrafo de Marcat Dance construye en El bosque: un canto a la belleza purísima de lo inmaculado, a la raigambre, a la naturaleza y a la mística que siempre ha tenido lo forestal para el ser humano. Y un espectáculo concreto, minimalista y emocionante, henchido de poesía y abstracciones, que con el bosque por alegoría y epicentro invita a una incursión en lo desconocido que fluye, como el curso de un río, al ritmo mecedor de una orquesta electrónica interpretada en directo por el músico José Pablo Polo –al que conocerán por apuntalar la propuesta artística de nuestra última representante en Eurovisión, Blanca Paloma–.
La música y el confortable extrañamiento que es capaz de producirnos son también motor de El bosque, y busca reproducir cada ruido de procedencia desconocida, cada vibración, cada crepitar. Pero al mismo tiempo persigue construir y evocar la magia que alberga la naturaleza, logrando que adentrarse en este bosque de atmósfera fabulística y bucólica se convierta en una experiencia plenamente sensible, imbuida de algún tipo de hechicería atemporal. Un viaje hacia los engaños de nuestra propia mente, las sugestiones y sugerencias, los anhelos y los temores. Hacia lo salvaje y lo desconocido.