¿Por qué escondían los abuelos una cesta de pelotari rota en un armario que había venido de Cuba en el siglo XIX? ¿Por qué nadie quiso hablar de la carta recibida en 1985? ¿Por qué faltaban en el álbum familiar algunas fotografías de la romería de 1940? ¿Era cierto que don Alberto había dejado en 1898 una novela que nadie encontró? ¿Qué había pasado realmente la noche del 12 de mayo de 1874 en el caserío Gondra entre los dos hermanos?
Durante años, he buscado contestación a estos interrogantes, pero cada respuesta remitía a una nueva pregunta en una generación anterior. El odio y la culpa se repetían cíclicamente, pero también la posibilidad del perdón y el olvido. Alguien tenía que irse y alguien trataba de volver. Alguien hablaba la lengua que los otros no querían escuchar. Alguien decidía cual debía ser el relato y quién estaba condenado al silencio. La historia de cien años de una familia vasca marcada por secretos que nadie desvelaba.
Quizás haya llegado el tiempo de contar una saga recorrida por medias verdades, fortunas no siempre claras y al fondo, un frontón.
Borja Ortiz de Gondra
Tras estudiar dirección escénica en Madrid, se trasladó a París, donde trabajó como ayudante de dirección entre otros, con Pina Bausch, Jorge Lavelli o Lluís Pasqual. De regreso a España, se consagra como dramaturgo al ganar los premios Calderón de la Barca, por Mane, Thecel, Phares, y Marqués de Bradomín, por Dedos (vodevil negro); esta última obra será estrenada por el director Eduardo Vasco en el Centro Dramático Nacional en 1999. De 2004 a 2007 reside en Nueva York, donde tiene la oportunidad de trabajar en el prestigioso teatro PS.122. Otras obras que ha estrenado son Duda razonable, Memento mori, Miguel de Molina, la copla quebrada, Del otro lado o Los Gondra (una historia vasca), junto a directores como Juan Diego Botto, Javier Yagüe, Josep Maria Mestres, Rosario Ruiz Rodgers o Alejandro Tantanián. También cabe destacar su labor de enseñanza de la escritura teatral al frente de los laboratorios ETC de la Sala Cuarta Pared, donde se han formado muchos de los autores de las nuevas generaciones. En enero y febrero de 2017 presentó en el Centro Dramático Nacional Los Gondra (una historia vasca), un trabajo de autoficción familiar en el que se interpreta a sí mismo.