Sant Llis, octubre de 2018. Tras cuatro horas de lluvia intensa, un torrente se desborda, inunda un pequeño pueblo de Mallorca y causa once muertos, diversos heridos y muchos daños materiales. Muy pronto se desencadena una oleada de reacciones: una explosión de solidaridad sin precedentes y una cobertura mediática que cada vez plantea más dudas. ¿Se podría haber evitado la tragedia? ¿Funcionaron los protocolos de emergencia? ¿Por qué se continúa edificando a orillas de los torrentes?