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Esta ópera se inspira en la historia de Herculine Barbin, llamada también Alexina B. y posteriormente Abel Barbin, una persona con características intersex nacida en Francia, en 1838.
Alexina cuenta su vida en un testimonio verdaderamente conmovedor, escrito en 1868 y titulado ‘Mes souvenirs’. Atribuyéndosele el sexo femenino al nacer, crece exclusivamente entre niñas (en el convento, y después desarrollando su labor como joven institutriz en un internado). En su etapa como institutriz se enamora de Sara, una de sus compañeras. El romance ilumina algunos años de su existencia y la empuja a reivindicarse como hombre. Comienza entonces la lucha de Alexina: hacer que la iglesia, la ciencia y la justicia acepten que su género es masculino. Después de varias confesiones ante autoridades religiosas, y múltiples exámenes médicos, se la reconoce oficialmente como varón, y cambia su identidad para pasar a ser Abel Barbin. Pero este cambio de género no le aporta la felicidad deseada. Abel Barbin acaba, en la soledad, suicidándose.
Cabe destacar que en una sociedad en la que la heterosexualidad parece ser la única vía válida, Alexina asume que es un hombre a partir del momento en el que empieza a mantener relaciones sexuales con Sara. Este hecho la condena, paradójicamente, a perder a Sara; ya que en su mundo –el internado– sólo son admitidas las mujeres. Esta historia es el relato de la lucha por una identidad que se desarrolla entre lo masculino y lo femenino. La violencia de las instituciones religiosas y médicas, que no pueden aceptar una dualidad ni de sexos ni de géneros, no debe hacernos olvidar el gran poder de decisión y de auto-afirmación que demuestra Alexina durante su vida.