La guerra y sus consecuencias delirantes se posan sobre 'El otro lado'

Charo López regresa al primer plano de la actividad teatral. La volcánica intérprete protagoniza la última producción facturada por Entrecajas Producciones Teatrales, con la que ya trabajó en el aclamado monólogo 'Tengamos el sexo en paz'. López lidera la puesta en escena de 'El otro lado', tragicomedia de atmósfera bélica escrita por el artista argentino-chileno Ariel Dorfman (Buenos Aires, 1942). El Nuevo Teatro Circo de Cartagena asistirá al estreno del montaje el próximo 6 de marzo.

Eusebio Lázaro dirige la primera adaptación al castellano de un libreto ya expuesto en escenarios estadounidenses y japoneses. Una pareja de ancianos vive en una cabaña situada justo en la frontera dos países ficticios que se encuentran en guerra, Constanza y Tomis. Su trabajo diario consiste en la identificación y el posterior entierro de los soldados fallecidos en los combates que se libran en los alrededores de la vivienda.

La llegada de un soldado altera la rutina de ambos personajes, que aguantan con dignidad en medio de un conflicto que no entienden. El combatiente traza una frontera imaginaria que separa en dos partes a la cabaña. El matrimonio se verá involucrado en una situación surrealista y delirante. Deberá pedir un salvoconducto al soldado para pasar de una habitación a otra o realizar acciones como preparar la comida, ir al cuarto de baño o simplemente acostarse. Un supuesto, en definitiva, del que Ariel Dorfman, autor de 'La muerte y la doncella', se ha servido para elaborar una fina aproximación a la sinrazón de las contiendas bélicas.


Compromiso y humor

Teatro comprometido que guarda ciertas similitudes con el existencial de Beckett, uno de los mensajes que bombea 'El otro lado' es que el humor es uno de los elementos más firmes a los que agarrarse en un trance complicado. Una obra que habla sobre las ganas de vivir hasta en las peores circunstancias, aquí simbolizadas en el aguante, la fe y la perseverancia de sus protagonistas.

Eusebio Lázaro se encarga de la dirección del montaje. Su grado de implicación en el proyecto ha sido máximo. El cartagenero firma también la escenografía e integra, junto a la mencionada Charo López y José Luis Torrijo, el reparto. José Luis Guerra ha trabajado la iluminación, mientras que el vestuario lleva la rúbrica de Dietlind Konold.